Una cajera de una tienda de abarrotes no quería interrumpir su videojuego, ya que ignoro maleantes que le robaron a punta de cuchillo y abrieron su caja registradora. Al principio la policía pensó que la cajera era cómplice, pero despues autoridades se dieron cuenta que uno de los amantes de lo ajeno era un ex-empleado. La cajera ni siquiera subió la mirada durante su juego de Candy Crush porque aparentemente, esta acostumbrada a ser víctima de robo.